martes, 12 de febrero de 2008

De Lady Halcón y otros demonios...

Viendo las tiras de "Pearls Before Swine" de ayer y hoy, me acordé de lo que leí una vez en el blog de Pierre-Nodoyuna.
En la entrada, el amigo Pierre comenta lo que le pareció y le parece, que no es lo mismo, Lady Halcón.
A mi, de pequeño, me flipó Lady Halcón. Más allá de Michelle Pfeiffer, quiero decir. Me gustó la película.
Y es que, a quién no le gusta Lady Halcón? Pero como todos, cuando creció, vio las cosas de otra manera...
[...] no es de terror; antes al contrario, está considerada una gran película romántica. Dos horas y pico de exaltación del amor más verdadero de todos, del más puro, bello y generoso. Porque, obviamente, el lobo no se lo monta con las lobas ni la chica-halcón con los halcones, ni Rutger Hauer con las campesinas ni la Pfeiffer con un monje yogurín interpretado por Mathew Broderick. Por favor, eso sería tan convencional y tan poco romántico... Lo bonito es estar hasta el fin de los tiempos pasándolas putas y aliviando los picores de cualquier manera; aguantar diariamente 11 horas, 59 minutos y 55 segundos antes de ver a tu amor eterno durante 10 segundos. 10 segundos que son el verdadero drama [...]
Para a continuación, reflejar su propia opinión...
[...] Esta es la educación que nos dieron. Con estos mimbres vamos al instituto y observamos cómo se desarrollan nuestras compañeras o compañeros de clase. Con estos recuerdos en la memoria tenemos nuestras primeras relaciones más o menos serias. Y yo me pregunto, ¿Por qué? ¿Qué clase de mente enfermiza es capaz de educar a los niños para el sufrimiento? El no verse, no hablar, no follar, la autodestrucción y el echarle la culpa a un tercero es a lo que deberíamos aspirar todos si queremos el amor verdadero [...]

... Y acabar con la tésis:
[...] Ven, señoras y caballeros, alguna diferencia entre esta película y la exaltación del sufrimiento que impregna algunas de las grandes religiones del mundo y que se justifica en aras de un paraíso que llegará el día del fin de los tiempos? Yo no...
Sin duda El Capitán Etienne e Isabeau se sentirán identificados en las viñetas, prueba de romanticismo y sufrimiento:


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