martes, 17 de junio de 2008

Grabados a fuego

Si bien hay cosas, como las fechas, que se me escapan, otras situaciones quedan grabadas en mi memoria y las recuerdo nítidamente como si fuera ayer.

Con España clasificada para cuartos a falta del partido de mañana, me han venido a la cabeza los dos momentos en los que peor lo he pasado con la selección. Uno, más antiguo, el partido contra Italia en el 94; el otro, el de Francia en el año 2000.

España - Italia, mundial de EE.UU, 1994:
9 de Julio. Son las 5 de la tarde en España. Después de ganar a Suiza en un buen partido, jugábamos contra Italia. En la alineación inicial, Clemente, fiel a su estilo, presenta 6 defensas en el once inicial. La primera parte acaba con 1-0 para Italia, después de un mal comienzo de la selección. En la segunda parte, España hace el mejor fútbol de todos sus partidos en el mundial. Toques, triangulaciones y ocasiones se sucedían y España tuteaba a un grande como Italia.
En el minuto 58, ocurren dos cosas importantísimas: primero, gol de Caminero, que completaba así un gran mundial; segundo, entra al campo Julio Salinas y se sienta Sergi. España se viene arriba. La superioridad es casi insultante. A falta de cinco minutos para el final, Hierro mete un pase en largo a Salinas que se planta sólo ante Pagliuca.
Falló.
Falló!
En la jugada posterior, un contraatque llevado por Signori, deja a Roberto Baggio sólo ante Zubizarreta, lo dribla y marca pese al intento de Abelardo por salvarlo. Quedaban pocos minutos y España lo intentó. En el minuto 48, en casi la última oportunidad, llegó la injusticia. Tassoti le daba un codazo a Luis Enrique dentro del área, rompiéndole la nariz. El árbitro no señaló nada y España fue eliminada. La imagen de Luis Enrique, sangrando, llorando e insultando al italiano me resulta inolvidable.
Yo también lloré, como lloran los niños de 9 años que se sienten impotentes; como alguien inocente que se lleva su primera gran decepción; como aquél que ve que sus héroes también sufren; como el crío que se siente maltratado por un abusón. Fue la primera vez que lloré viendo un partido de fútbol y es hasta hoy la última.

España - Francia, Eurocopa de Bélgica y Holanda, 2000:
25 de junio, 20:45. Después de un partido épico contra Yugoslavia que nos garantizó el pase a cuartos, nos veíamos las caras con nada más y nada menos que la campeona del mundo, Francia.
Zidane adelantó a los franceses con una falta con la que el balón se coló por la misma escuadra. España tuvo sus oportunidades, pero no fue hasta que un penalti cometido sobre Munitis y transformado por Mendieta que España consiguió igualar. La alegría duró poco, pues justo al borde del descanso Djorkaeff adelantó de nuevo a los gabachos.
Después del partido contra Yugoslavia es normal que España no se rindiera. Las situaciones se sucedieron, sobre todo en el área francesa. En el último suspiro, cuando todo parecía ya perdido, un penalty absurdo de Barthez sobre Abelardo nos dejaba una oportunidad única de forzar la prórroga. A partir de ahí, todo era posible. Mendieta, el especialista, estaba en el banquillo. Guardiola era el segundo encargado de tirar los penaltis, pero Raúl cogió el balón y dijo que este lo tiraba él. Ansias de grandeza, mal presagio.
Falló.
Arriba!
El penalty buscaba la escuadra, pero lo pegó mal. Muy mal.
Recuerdo una silla de plástico arrojada contra la televisión por uno de los amigos de mi padre. Recuerdo los insultos. Recuerdo la desesperación. Recuerdo la cara de decepción que se me quedó. Era la cara de saber que tanta ilusión no ha servido para nada. Sentía rabia, porque un jugador puso por delante sus intereses, sus delirios a los del grupo. Sentía rabia porque era lo de siempre. Ya antes de que esto sucediera no me gustaba Raúl. Era subjetivo, sí, porque es cierto que sus números eran buenos, pero fue este momento el que me hizo moverle del "no me gusta" al "desprecio", muy cerca del "odio".
Esta vez no lloré. Ni la situación era nueva, ni yo era ya un niño. Veníamos de caer en la fase previa del 98. Fue desagradable por cómo se produjo, el hecho en sí entraba dentro de lo esperado.

Podría añadir Corea, pero francamente, estos han sido los dos partidos que más veces he visto en mi cabeza. Ahora, antes de saber siquiera con quién jugaremos los cuartos, pienso en mi hermano pequeño y en todos los niños que idolatran a los jugadores. No quiero que lloren como yo lloré. No quiero que desprecien como yo hago. Quiero que disfruten viendo a su equipo, a su país hacer algo grande y poder contarlo cuando crezcan, que éste, el gran torneo en el que España hizo algo, contiene los partidos que se les grabaron en la memoria para siempre, en el rincón donde los momentos félices se quedan.

3 comentarios:

Eric dijo...

No te preocupes Ordo, esta vez sera diferente (basicamente porque no esta Raul). Todo el mundo dice que hay un buen rollo impresionante este año, que casualidad que no esten personajes como Raul, Salgado o Albelda...

Venga que podemos joder!

Ordo dijo...

Ojalá!
Bueno, el jueves llego, casi casi a la hora del pincho! Así que ya hablamos en na y menos

Anónimo dijo...

¡¡¡AAAAAARRRRGGGGGGGGG!!!
COMO ODIO EL PUTO FURGOOOOOOOL…

Igualmente te dejo un abrazo ;) mientras se acaba la segunda parte de la prorroga entre espanta e Italia que, como siempre, siendo mejores, perderemos. Ala, a los penaltis.